Tres asesinos
se llevan el automóvil de un enigmático vagabundo (Guy Pearce) cuando deciden
regresar a la escena del crimen por el moribundo hermano de uno de ellos
(Robert Pattinson). Entonces se inicia una persecución sin tregua, con el único
aparente objetivo de recuperar el a simple vista ordinario vehículo, a través
de la cual la narración nos permitirá vislumbrar la renuente interioridad y las
ininteligibles motivaciones de su curtido antihéroe. Alabada por Quentin
Tarantino y saludada como una vuelta en plena forma del protagonista de Memento (2000) y L.A. Confidential (1997) --en otra ideal aparición estelar, de (re)concentrado poder--, esta lacónica y tensa, minimalista cinta, ambientada en
una Australia post-apocalíptica a la Mad Max, cuenta además con una fotografía
crispada que capta tanto la geología de los paisajes desérticos como la de los
rostros humanos, y la convincente, vulnerable actuación de Pattinson, lejos aun
del glamour intelectual de sus reveladoras (para el público desapercibido)
colaboraciones con David Cronenberg. 4/5
martes, 14 de octubre de 2014
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