Por
medio de esta cinta clásica del género fantástico, el director Jack Arnold y
Richard Matheson, guionista y autor de la novela adaptada, proponen una trágica
y paradójica metáfora acerca de la condición humana y la esperanza inaudita que
encierra nuestra relación con Dios en medio de los más catastróficos
pronósticos. Unos efectos especiales que cumplen su función mucho mejor que el
típico CGI al uso, una ajustada y nada forzada línea argumental, y el sobrio desempeño
actoral de Grant Williams en el rol del título, redondean una hora y media de
ciencia-ficción zen.
martes, 17 de julio de 2012
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