jueves, 3 de mayo de 2012

Lolita (1997)


Popular y vocacionalmente minuciosa adaptación de una de las novelas más significativas del siglo XX, curiosamente aún menos fiel al espíritu del texto escrito --cuya trama intenta seguir al pie de la letra-- que la más hermética versión guionizada por el propio Vladimir Nabokov para Stanley Kubrick en 1962. El acertado casting de una debutante Dominique Swain resulta en una Dolores Haze entrañable: indudablemente sin la belleza de porcelana al frío de la incandescente Sue Lyon pero con una interioridad que, si no resuelve el misterio de Lolita, permite en el espectador una comprensión espontánea del infame encantamiento de Humbert Humbert. En este rol, Jeremy Irons (consumado especialista en pasiones románticas peculiares, obsesivas y trágicas) fue perfectamente seleccionado; sin embargo, no logra alcanzar el grado sumo de amour fou que James Mason tan elocuentemente supo expresar --acaso debido a los distintos términos de una producción original que, en cierto sentido y pese al onirismo específico del maestro Kubrick, objetificaba a Lyon y la convertía en una suerte de sueca Virginia Clemm echada a perder por Tinseltown o (¿mejor?) una mórbida minirubia-hitchcockiana, donde Swain parece desaparecer en el pálido fuego de la nymphet nabokoviana. Lo-lee-ta...