Más
allá de la ironía que aparenta compartir con películas tan ajenas como A
Perfect Couple (Robert Altman, 1979) o You’ve Got Mail (Nora Ephron, 1998), este
eficiente film de suspenso escrito por Brian Nelson y dirigido con solvente capacidad
dramática por David Slade pronto se relaciona mucho más con una pesadilla no
necesariamente sexual como Misery (Rob Reiner, 1990), e, inclusive, trae a la mente la
modélica The Collector (William Wyler, 1965) --aunque en todos los casos citados
el amor, pésimamente concebido en los dos últimos, sea protagonista. El
precario enlace entre una chica de 14 años (particularmente andrógina Ellen Page con corte paje, lógica
simpatía por la Joan of Arc de Preminger y precoces abdominales de Lisbeth
Salander versión Noomi Rapace) y un fotógrafo profesional (Patrick Wilson),
también pronto, deviene en algún rincón de su entidad una versión extendida de
aquel travestismo online que reúne en carne y hueso a Jude Law y Clive Owen en
Closer (Mike Nichols, 2004). Se trata de una intensa labor llevada a buen puerto
gracias a sus dos prácticamente únicos actores --por ahí aparece Sandra Oh como
una imagen de paranoia casi dostoyevskyana--, quienes bajo la diestra batuta de
Slade (que además aprovecha el frío diseño arquitectónico y las secretistas
trazas de su “hogareño” escenario, y hace un notable uso del color) logran retener y aun acicatear la atención del espectador,
pese a los altibajos de un guión muy astuto en su ambigüedad narrativo-moral pero
quizá algo repetitivo, hasta los reveladores minutos finales.
“Caperucita”
falaz… pero no tanto
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