miércoles, 6 de marzo de 2013

Plein soleil (1960)


En el filme que lo lanzó al (super)estrellato internacional, Alain Delon --el rostro angélico dorado por el sol mediterráneo, el cuerpo delgado y atlético con los músculos tensos y visibles adaptándose perpetuamente al momento (al movimiento) placentero y cada vez aún menos molesto del necesario asesinato-- es Tom Ripley, el pícaro y complejo criminal soñado por la novelista Patricia Highsmith, en su primera aventura en la pantalla grande. Dirigida por René Clément, la impredecible ambientación marítima trajo a mi fresca memoria, en este tercer o cuarto visionado, Jaws, esencial film de Spielberg y libro de Peter Benchley aún por cerrar mientras tipeo estas líneas: el océano azul como los ojos de bestia depredadora de Ripley/Delon, con el signo de la muerte negreándolos como a los de un tiburón inconcebible que estuviese precisamente a bordo, fue fotografiado por Henri Decaë, uno de los artistas indispensables de la Nouvelle Vague. El futuro samouraï de Jean-Pierre Melville es, propiamente, una versión masculina demasiado convincente de la femme fatale de la ficción noir, la sutileza inasible de cuya ambigüedad hemos disfrutado desde entonces.

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