Protagonizada por Candice Bergen y Peter Strauss, este film
dirigido por Ralph Nelson --realizador de Requiem for a Heavyweight (1962), especie de
Raging Bull antes de Raging Bull (1980)-- posee una importancia que va más allá de lo
cinematográfico y se instala en la consciencia misma de la humanidad de sus
afortunados espectadores. Un relato que empieza como una simple intriga de
aventuras enmarcada en el western, para derivar luego en una comedia superflua
y todavía después en una historia de amor suficientemente formulista, se
descubre finalmente como en verdad es, en lo que aparentemente es un shock pero
ha sido hábilmente moldeado o preparado durante los dos tercios anteriores del
metraje: una obra subversiva, de ironía y lucidez demoledoras, que nos muestra
con brutal honestidad la miseria de la colonización americana en toda su
gloriosa ruindad. No obstante, después de todo, la última parte de esta
absolutamente imprescindible película (en su estreno oportuna metáfora de Vietnam) constituye --y debe serlo siempre-- un
estremecimiento moral en toda regla, un golpe al corazón cuya crueldad sirve a
una justicia que no será nunca de este mundo.
martes, 19 de marzo de 2013
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