jueves, 11 de octubre de 2012

Werewolf of London (1935)

Henry Hull y Warner Oland

Antes de que el obtuso Lon Chaney Jr. se hiciera de un lugar privilegiado entre los monstruos de la Universal gracias a The Wolf Man (1941), el pionero Henry Hull había protagonizado esta inesperadamente efectiva, en algún sentido inclusive mejor versión del universo licantrópico, mero y oscuro antecedente que el espectador sabrá apreciar y reivindicar en su respectivo visionado devolviéndole u otorgándole una valoración que el prisma de los nuevos tiempos acaso posibilita. La historia de un científico que es atacado por cierta criatura de la noche durante una expedición en el exótico Tíbet no es la más original en su planteamiento argumental, pero la dirección ofrece una perspectiva realista --un poco al estilo de Stevenson en Dr. Jekyll & Mr. Hyde-- que, sumada a la sobria interpretación de Hull como el obseso y complicado ser humano que no desaparece completamente bajo un maquillaje confundido con talento histriónico, convierte a esta producción en uno de esos casos en que la nota al pie de página en la enciclopedia era más interesante, si cabe, que el texto principal.

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