miércoles, 19 de septiembre de 2012

Elisa, vida mía (1977)


El gran Fernando Rey fue reconocido con el premio al Mejor Actor en el Festival de Cannes por esta cinta, una ilustración bucólica, crepuscular, con visos de pesadilla, de una España recogida en los coletazos postreros del Franquismo. Sin asomarse en absoluto a la poesía lograda espontáneamente por un Víctor Erice o (ni qué decir) un Buñuel, el irregular Carlos Saura (realizador de la genial, totalmente excepcional Cría cuervos..., y de la atroz, sobreestimada La caza) escribe y dirige una pieza de cámara interesante, con un par de actores en estado de gracia (además de Rey, Geraldine Chaplin), transmitiendo una sensación desbordante de cronología circular y desdoblamiento de identidades que agobia el ánimo tanto como lo intriga, envolviéndonos en una bruma obsesiva, esquizofrénica y cruel cual la vida misma --y el destino que la mira desde las estrellas, como a una obra de Calderón puesta en un anfiteatro griego.

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