domingo, 8 de enero de 2012

Crime and Punishment (1935)


Peter Lorre --en su fallido debut estelar en el cine americano-- es el Raskolnikov de esta adaptación dirigida por Josef von Sternberg de la dramática novela de Dostoievsky, uno de los textos más imprescindibles de la literatura universal de todos los tiempos. Acompañan al gran actor austriaco, Edward Arnold como el inspector de policía con quien jugará al gato y el ratón hasta el infinito, y Marian Marsh en el rol de la bella Sonya, su ángel de la guarda. La publicidad subrayó la presencia de la prostitución como oficio, sin embargo en el film no existe tal tratamiento sensacionalista al respecto. Las sombras expresionistas características de Sternberg describen un ascenso a la luz, el amor puro de la ingenua muchacha como redención del intelectual homicida en el más cristiano de los términos. Con apenas hora y media de metraje, y el director trabajando en piloto automático por decir lo menos, se trata de una traslación bastante fiel del espíritu del voluminoso y enfebrecidamente hipnótico relato original.

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