Margot Robbie y DiCaprio dirigidos por Scorsese
Abrasiva, cáustica, delirante, zafia, cómica, excitante y ciertamente deprimente: la más reciente chef-d'oeuvre firmada por el autor de Raging Bull, The King of Comedy y GoodFellas se solaza en la admisión misma de ese pasado representativamente glorioso para reafirmar su postrera juventud. Siempre secundado por una acaso más que nunca oportunamente enérgica Thelma Schoonmaker (véase la estupefaciente The Departed para mayor evidencia de su rol umbilical en el nuevo Scorsese), el dionisíaco, ateo y sabiamente controlado esperpento de 180 minutos que embiste al espectador desde la memoria incandescente como la creación de Jordan Belfort (un Gordon Gekko para el siglo XXI) se impone cual una dura reivindicación de la realidad imaginativa --si no imaginaria. Precisamente más extrañas que la ficción, la vida y carrera pantagruélicas del cocainómano corredor de bolsa americano encuentran las dosis necesarias de veracidad y fragor, disciplina artística y propulsión orgiástica, contra la marea que amenaza hacer naufragar similares viajes subjetivos o ultrainteriores como las asimismo socialmente críticas Natural Born Killers o inclusive A Clockwork Orange --y Scorsese pocas veces ha lucido el talante de Kubrick como en esta comedia de pesadilla (a la Dr. Strangelove). El antihéroe titular ofrece a Leonardo DiCaprio un satisfecho y rebosante tour de force digno del Oscar más escurridizo. Puntuación: *****/*****
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