Lon
Chaney, Jr. --no confundir con el grandísimo actor que fue su padre, la estrella
del cine mudo protagonista de The Phantom of the Opera (1925)-- presta su plúmbea
apariencia y su limitado registro a otra función ideada por Curt Siodmak,
después de la consagración de ambos en el género gracias a la fundacional The
Wolf Man (1941). Lo cierto es que Chaney luce menos rotundo en esta pieza del ciclo
Dracula de Universal, y su esforzada caracterización es beneficiada por la
fugacidad del rol (un vástago del príncipe transilvano tan improbable como lo
fue su heredera Gloria Holden en Dracula's Daughter, de 1936), inefablemente más próximo
en su diseño visual a Bram Stoker (siendo el Nosferatu de Murnau la más fiel
trasposición del monstruo soñado por el irlandés hasta entonces) o más lejos de
Bela Lugosi (el hijo de Chaney no convence como hipnotista seductor ni dandy
aristócrata) --ortodoxia novelística y canon fílmico serían combinados en la
magra figura del fantasmal John Carradine en House of Frankenstein, del año siguiente.
La
primera media hora de la cinta no es mucho más tonta que lo encontrado en otras
ofertas de la serie, y el suspenso y el factor entretenimiento
terminan ganándose al espectador. Además, la morena Louise Allbritton interpreta a una vampiresa
bastante digna en su modestia de la sensacional Carroll Borland de Mark of the
Vampire (1935).
No hay comentarios:
Publicar un comentario